Redes sociales, internet, smartphones. Pareciera que estamos comunicados más que suficientemente y sin embargo, especialistas en el tema como Angelo Calcaterra señalan que muchas veces estamos más hablando que escuchándonos entre sí.
La capacidad de escuchar: una habilidad del buen líder
Correos electrónicos, mensajes de texto, contestadores automáticos y muchas otras más comunicaciones en una sola dirección nos llegan cada día. Queda claro así que todos hablan más de lo que escuchan.
A pesar de esto, pocas habilidades son más importantes para la comunicación efectiva como una escucha activa y de hecho, el liderazgo bien entendido es, entre muchas otras cualidades, una inclinación fuerte al saber escuchar. Esta capacidad habilita a los empleados, clientes y otras partes funcionales involucradas en los procesos sentirse comprendidos y tenidos en cuenta. Aceptados y con sus perspectivas representadas en las conversaciones para llevar adelante las gestiones diarias.
El desafío de la escucha activa
La disciplina, habilidad y capacidad de escuchar activamente se puede entrenar, aunque hay cierta predisposición nata.
Para convertirte en un mejor oyente hay que comprender que cosas implica una comunicación efectiva para poder desarrollar las técnicas adecuadas.
“Estas técnicas implican fundamentalmente ignorar las propias necesidades y centrarse en la persona que habla, lo que dice sobre todo, sus gestos y lo que comunica con ellos y todo lo que puede otorgarnos un dato de valor“, especifica el experto Angelo Calcaterra.
Esto que indica el profesional no es nada fácil por la forma en la que el cerebro se pone en actividad y funciona ante una conversación.
Cuando alguien está hablando, el cerebro empieza instantáneamente a procesar las palabras, el tono, la inflexión, el lenguaje corporal, los significados percibidos según los filtros de cada persona y todo aquello que comunica desde la otra persona.
Así podemos distinguir dos “ruidos“: el que proviene de la persona hablante y el de la propia cabeza al procesar toda esa información.
A menos que esto se entrene, para permanecer vigilante, el cerebro determina generalmente que va a prestar más atención al propio ruido que al ajeno.
Es allí donde la disciplina y el entrenamiento consciente entran en juego. La audición se vuelve constantemente al camino determinado neuronalmente como conocido. Es decir, vuelve al ruido propio y descuida lo que la otra persona está diciendo.
Para concentrarse en el hablante hay que estar al tanto de estos dos ruidos y elegir el que se quiere oír, redirigiendo la atención al orador cada vez que se desvíe. Implica un constante trabajo de hacer consciente el proceso de “escuchar“, que se diferencia de “oír“ solamente.
¿Por qué el líder debe pulir esta capacidad?
La escucha activa es el proceso, entonces, de escuchar a alguien centrándose en lo que dice verdaderamente. Hace que se sienta comprendido, escuchado, atendido en sus perspectivas y por ende, un líder debe contar con esta habilidad de forma imprescindible.
Esto no significa que sea una capacidad fácil ni sencilla de adquirir y se necesita mucha práctica para llegar a dominarla.
Con los consejos del profesional, será más fácil lograrlo. En este resumen que hace Angelo Calcaterra quedan plasmados los puntos claves para que puedan volver a ellos una y otra vez ¡Adelante!
- Centrarse en el mensaje y en la persona. La atención debe estar en el ordenador sin mediar ningún elemento de juicio ni querer formular antes respuesta anticipada a ninguno de los planteos iniciales. Habrá que recordar que se está por la mitad de la conversación y algo que pueda estar por decir cambiará completamente su planteo posterior ¡A tomarlo con calma!
- Lenguaje corporal y otros datos. Se deberá prestar atención a cada indicio que pueda dar información pertinente a la comunicación, aunque no se trate de comunicación verbal. Este puede considerarse uno de los pasos más complicados de dominar porque la mayoría de las personas priorizan, a estos datos, el ruido de su cabeza.
- Hay que comunicar la atención. Para que el hablante pueda saber que estás realmente prestando atención habrá que comunicarlo especialmente y con énfasis. La mirada directa a los ojos, el lenguaje corporal, los gestos y otros indicios pueden ser clave. Sonríe, asiente, emite onomatopeyas, todo recurso resultará más que válido.
- Habrá que demostrar lo que la persona está diciendo. Las intervenciones, no las interrupciones, resultarán de ayuda para que la otra persona perciba que está siendo realmente escuchada. Esto indica que sigues el hilo y además resulta una técnica adecuada para dirigir la propia atención hacia lo que se habla.
- Jamás interrumpas. Esto puede ser más que un desafío si se tiene en cuenta la manera en la que funciona el cerebro, como se mencionó antes. Interrumpir denota falta de respeto, especialmente si se interrumpe con una argumentación contraria a lo que la otra persona está planteando. Terminar de escuchar es clave para no frustrar al hablante y transmitir así la comprensión del mensaje.
- Autenticidad en la respuesta. Construir una buena relación es una condición imprescindible para la comunicación efectiva. Es decir, luego de un rato interactúa haciendo preguntas para saber y reflexionar en conjunto sobre lo escuchado. El orador recibirá con agrado esto porque le denota que has prestado atención y quieres más información. En este sentido, la autenticidad de la respuesta es vital. Ser sincero, abierto y honesto cuando respondas hace que el hablante pueda afectar a su vez una escucha activa y estés impulsando un círculo virtuoso.
¡No te pierdas estos tips del experto Angelo Calcaterra para verificar si estás proponiendo una comunicación efectiva para el liderazgo o por el contrario, deberías cambiarla y prestar atención!
Esto es un valor que promueve el respeto en la gestión de los negocios y todos los ámbitos empresariales para llevar adelante cualquier gestión de equipo al interior de las organizaciones.