Sabemos que hay muchas formas de colaborar con los que menos tienen. Por eso, en esta oportunidad, me quiero centrar en tomar la noción de la organización sin fines de lucro Eco House, la cual señala que las cosas malas que pasan en el mundo deben transformarse, o bien transformarnos (agrego yo), en “combustible para actuar”. Sin dudas, una de las cosas más insólitas y de consecuencias más complejas es la pandemia por el COVID-19 que se está viviendo en todo el mundo.
Creo que en la coyuntura a nivel nacional e internacional que vivimos, hay un modelo de pensamiento, que se distingue mucho de los otros 5 que pueden darse en una negociación, por sus resultados. Ganar/ganar: implica que, en este esquema, se persigue un beneficio mutuo de las partes. Yo gano, vos ganás. Esto está basado en la sinergia y en el altruismo, es decir, en la convicción de que el éxito de todos es superador al propio. Mi propuesta es pensar esta filosofía aspiracional en el contexto de la solidaridad, donde alguien recibe lo que yo doy y, como resultado, ambos ganamos.
Este escenario, es sabido, genera mucha incertidumbre, además de desazón. Sin saberlo, la organización que mencionaba hace un momento, dio en la clave para ayudar a combatir esta sensación de desaliento. Para dar batalla, un lugar seguro es la acción: por qué no pensar, entonces, en el combustible del que hablábamos hace un momento inmerso en este esquema de pensamiento. Si algo nos motiva a ayudar a los otros, desde nuestro lugar, hacerlo y pregonarlo es una forma de mitigar la difícil situación que estamos viviendo. Desde mi punto de vista hay muchas formas de hacerlo, hoy, una de las posibilidades, es pensar en acompañar a la población que menos tiene de forma virtual, también con talleres, por ejemplo, de formación y, además, educando a nuestros jóvenes. Porque en ellos tenemos la promesa de un futuro mejor.