Este 2020, uno en el que no esperábamos la pandemia ni la mayor parte de lo que pasó, sin dudas no nos encuentra iguales que cuando comenzó. Aprovechamos para terminar cosas, empezar otras…
Pandemia y un año atípico
“No hubo uno igual y, por eso justamente, no estamos ni nos sentimos iguales que cuando el año empezó”, reflexiona Angelo Calcaterra acerca este 2020 atípico. Y agrega “este período anual fue una especie de balance en sí mismo. Me refiero a que no tuvimos que esperar a que termine el año para pensar en nuevas formas de hacer las cosas, de reinventarnos. Ante los desafíos, más duros, más suaves, tuvimos que responder de alguna manera”.
Angelo Calcaterra valora esta circunstancia con mucho énfasis, porque menciona que no estuvo en ninguna expectativa de lo que podría pasar el hecho de tener que vivir este escenario de pandemia. En línea con ello, nos invita a hacer dos cosas, antes de que el año cierre:
En primer lugar, sugiere valorar aquello con lo que contamos y darle importancia a los vínculos que dábamos por sentados. Esto nos hará, sin dudas, inclinar la balanza hacia el lado positivo en nuestro balance del 2020.
En segundo lugar, nos propone dar un paso para acercarnos a los que más nos necesitan y a los que menos tienen. Fiel a su trayectoria solidaria, Angelo Calcaterra afirma que hay muchas formas de colaborar con los que menos tienen. Como ya lo expresó en otra oportunidad, las cosas malas que pasan en el mundo deben transformarse, o bien transformarnos en “combustible para actuar”. Si algo nos motiva a ayudar a los otros, desde nuestro lugar, hacerlo y pregonarlo es una forma de mitigar la difícil situación que estamos viviendo. Desde su visión hay muchas formas de hacerlo: de forma virtual, también con talleres, por ejemplo, de formación y, además, educando a los jóvenes. Porque en ellos está la promesa de un futuro mejor.