Desde hace más de una década Angelo Calcaterra se dedicó a enseñar sobre liderazgo.
En numerosas oportunidades el experto ejemplifica con la película de Tom Hanks “El Náufrago“ (2000) en donde un ingeniero en sistemas queda varado en una isla y después de un tiempo, necesita convertir a una pelota de fútbol que queda con él en la isla en su interlocutor. Es decir, necesita un reflejo, una sociedad para establecer su propia identidad.
El experto señala que a partir de este escenario se construye un símil liderazgo. El CEO de San Tonino deja claro, de esta forma, que un líder no existe sin colaboración de su equipo, sin ese vínculo que se establece.
Modelos de liderazgo
“Es clave tener en cuenta que existen varios modelos de liderazgo“, indica el especialista.
En cuanto a las distintas opciones el experto menciona algunos. Vinculado a la visión tradicional de la comunicación, en cuyo modelo el receptor es pasivo o está solamente expuesto a la acción persuasiva del líder.
Este enfoque transforma al líder en una figura superpoderosa capaz de llevar la comunicación en un solo sentido y transformar cualquier respuesta o acción inequívoca redireccionando al objetivo perseguido.
Sin embargo el control está lejos de la idea de dirigir a grupos humanos en la actualidad, suponiendo que el cambio y el mensaje depende solo del líder.
El líder, si actúa en la unilateralidad o soledad del discurso, se configura entre su equipo como aquel náufrago que inventa a su seguidor, Wilson para no caer en la locura y tener un espacio en el cual su visión sea posible. Imposible sin alguien que lo apoye o por quién luchar.
Lo mismo pasa con el liderazgo. No resulta posible que exista un líder si no existe un grupo humano entorno dispuesto a seguirlo, dejarse guiar y respetarlo, alimentando sus ideas detrás de un objetivo de equipo en común.
Esto se da en un proceso de comunicación bidireccional, tras un rol de ida y vuelta entre un emisor y un receptor que se transforma en colaborador.
Así, Angelo Calcaterra se refiere a la influencia que ejerce el líder no solamente como el receptor de los mensajes o creador de nuevas ideas, mensajes y respuestas sino que también afecten y modifiquen al líder y a cada uno de los integrantes de la pequeña comunidad que es un equipo trabajando por un objetivo.
El liderazgo, de esta forma, es un proceso social que implica un vínculo con otros, una interacción entre las distintas partes, es decir una comunicación multilateral que funciona en un proceso en el que afecta y modifica intencionalmente a los que se comunican.
A través de este complejo proceso el líder puede organizar y comunicar intencionalmente los pensamientos y conductas de los colaboradores mediante la persuasión.
Un liderazgo eficaz
Es necesario acercarse al ejercicio de un liderazgo eficaz desde un enfoque comunicacional como este último mencionado y no desde uno tan esquemático como el de emisor/receptor.
Liderazgo y comunicación: un espacio de significado compartido
La tradicional mirada del liderazgo de una sola dirección se basa en el control y supone una comunicación entre líderes y seguidores o equipo dentro de un mismo código.
Esto está alejado de la realidad de las organizaciones y muchas veces las buenas ideas no se logran llevar a la práctica.
No es que sea por falta de mérito de la idea ni por falta de voluntad del equipo, sno que aparece una especie de resistencia a asumir un cambio, conflicto y el cambio de planes en ocasiones se hace inviable.
Esto es porque las expectativas y los objetivos de otras personas no siempre coinciden. La “anteojera“ o “prisma“ a través del cual vemos el mundo no es para todos igual y por eso funcionan lógicas internas, preconceptos y profundas imágenes que limitan formas de pensar y actuar, muy diferentes unas de otras, entre las personas.
“Cuando las personas trabajan juntas tras un objetivo en común hay que tener en cuenta la comunicación clara pensando en estas posibles dificultades emergentes“, enfatiza el especialista.
El modo en que las imágenes o preconceptos internos operan no solo determinan la manera de interpretar el mundo sino la manera de actuar.
En este sentido, el experto indica que : “los modelos mentales afectan lo que hacemos debido a que influyen en la manera en la que vemos“.
De esta forma, los modelos mentales tácitos es lo que hay que trabajar con anticipación en un equipo de trabajo y para un liderazgo eficiente.
Los modelos mentales tácitos existen por debajo de los niveles de consciencia, alejando de la comprensión el mensaje del líder y las soluciones a los conflictos con los que se enfrenta el equipo.
Por definición, suelen ser modelos simplificadores de la realidad. Y por lo anterior, se debería siempre tener en cuenta que los modelos mentales son supuestos y no verdades, es decir, son incompletos.
Conversar estas cuestiones y asegurarse de que se maneja el mismo código son dos cuestiones claves para un liderazgo eficiente, alejado de una comunicación no eficaz.
El especialista resalta que aunque los conflictos siempre pueden aparecer, tener estas cuestiones claras hará más consciente el proceso de organización tras el objetivo común.
De hecho, uno de los primeros aprendizajes acerca del proceso de comunicación es que a mayor abstracción del mensaje y complejidad mayor será la posibilidad de tener una comunicación ineficiente debido a la intervención de los modelos mentales.
En segundo lugar, será necesario estar muy conscientes de la influencia de los modelos mentales y practicar el ejercicio de narrar el conflicto en grupo oralmente en voz alta, para asegurarse de la interpretación correcta entre los miembros de un equipo.
“Toda comunicación lleva en sí un componente emocional y otro cognitivo“, asegura el experto que señala que esto, las historias y el contexto pueden o no tener un significado compartido.
El relato de las emociones también es importante.
En conclusión el código común en todos los sentidos es vital para una comunicación y un liderazgo eficientes.