En la firme creencia de que las empresas pueden transformar la sociedad, y viceversa, suelo apostar al desarrollo integral de la comunidad desde mi lugar, y los invito a hacer lo propio, porque cada acción suma.
Además, considero que todo proyecto solidario debe ser sustentable en el tiempo. Creo que esto habla de un compromiso con las personas a las que ayudamos y con la sociedad en su conjunto. Se trata, más que nada, de una garantía para las comunidades en las que actúo con mis aportes, a fin de que obtengan una mejora en su calidad de vida.
Les cuento, en esta ocasión, sobre la escuela “Convento Hermanas De Santa Ana”, ubicada en Vicente Chas, que presentaba una instalación eléctrica deficiente con tendido precario de cables, lo que implicaba un riesgo potencial para la integridad de alumnos y el personal docente. Por eso, una vez que tomamos cartas en el asunto, en donación con la UTE IECSA-FONTANA NICASTRO-MIAVASA (obra Entorno de Estaciones) realizamos la instalación eléctrica en 17 aulas beneficiando directamente a muchos alumnos y al personal docente y no docente.
Las tareas que se realizaron allí versaron sobre:
- Gestión con Edenor.
- Construcción del nuevo pilar para el medidor.
- Tendido de cables bajo tierra hasta el nuevo tablero general y hacia las aulas.
- Canalización en paredes para embutir cañerías tanto para el cableado de los circuitos eléctricos ejecutados como para una futura instalación de climatización, telefonía y alarma.
- Se realizaron las reparaciones de albañilería y se pintaron todas las aulas.
La obra más importante no fue la física, sino aquella que trajo bienestar a la comunidad íntegra, que es lo que más nos alegra.