Asumir un compromiso, ¿realizar una acción? - II

Asumir un compromiso: iniciar un nuevo trayecto en nuestras vidas

Estudios de lingüística nos han demostrado que un enunciado puede ser performativo, es decir, que al decir se realiza un acto, por ejemplo, cuando alguien promete algo.

Continuando con el interés sobre esta visión del compromiso como un acto en sí mismo, en esta segunda parte del artículo, Angelo Calcaterra relaciona el valor primero con la importancia del segundo para su aplicación en la vida en general y la posibilidad de aumentar la concreción de objetivos, en particular.

El valor del compromiso al iniciar un nuevo trayecto en nuestras vidas

Habiendo tocado los temas de los pequeños objetivos y de la perseverancia en el actuar en el primer articulo. Ahora nos referiremos a otras claves, igualmente decisivas a la hora de iniciar un nuevo trayecto en nuestras vidas.

El arquitecto señala que tener siempre a la vista nuestro objetivo, es decir, visualizarlo, es parte importante para que la motivación permanezca y se acreciente. “Así, podemos dedicar una porción del día a pensar en lo que deseamos con fuerza, y para complementarlo, podemos planificar los pasos a seguir”. En un soporte que nos resulte cómodo y práctico, el CEO de San Tonino nos aconseja consignar acciones que nos acerquen al objetivo que estamos buscando. De este modo, tendremos una noción clara de cada uno de los pasos que dimos, que damos y que daremos en pos de conseguirlo. Además, al revisarlo semanal o mensualmente, veremos resultados concretos y esto nos motivará aún más.

Reconocernos lo logrado

Asumir un compromiso, ¿realizar una acción? - II

Por último”, destaca el [profesional, “está la importantísima instancia de premiarnos cada vez que logramos algo difícil, aquello que pensábamos que no podríamos realizar y que nos da una clara certeza de que podemos”. El valor de la recompensa que nos otorgamos a nosotros mismos tiene dos ventajas: “La primera es que damos relevancia a nuestro esfuerzo, por más que no hayamos conseguido aún aquello que deseamos. La segunda es que no debemos de esperar que alguien más nos reconozca el trabajo hecho. Somos nuestros propios evaluadores y sabemos ver lo que implica nuestro aprendizaje en este camino”, concluye.