¿Para qué donar?

 

Muchos me preguntan por qué elijo realizar donaciones y varias personas me han consultado por qué lo hago en forma anónima. Creo que la segunda pregunta es más sencilla de responder y tiene que ver con mi propia personalidad: no importa quién done, lo importante es l acción de hacerlo y si a más personas les pica el bichito de hacerlo, mejor. Lo más tengo en cuenta a la hora de hacer una donación es que ello implique una solución al problema que está planteando, aunque no lo haga directamente. Por ejemplo, conocí a Alfonsina por medio de una nota en un diario. Alfonsina viaja a diario 160 km desde su casa a su trabajo, para dar clases. Solía hacerlo a dedo. Yo no tenía certeza cuál era la mejor manera de ayudarla, pero sí tenía en claro su problema. Cuando le pregunté cómo podría aliviar esta carga, me contestó que su salario no rendía para pagar el viaje hasta la escuela donde da clases. Por lo que decidí pagarle, todos los meses, el micro. Así, el alivio fue tal que este problema desapareció para ella. Por eso creo que no importa tanto qué se dona, sino que esto sea sostenido en el tiempo, para que esa persona, o ese grupo, se olvide de la carga que le implicaba la falta de ello, para que cuente con sus pares, ciudadanos también que, al darle visibilidad a su situación, le dan dignidad a sus requerimientos.

Considero que hay tres ejes importantes para aportar al desarrollo de las personas y estos son: la educación, la inclusión social y el cuidado del medioambiente. Claro que todos van de la mano y, por supuesto, hay una cuestión básica de fondo, un derecho fundamental, que es el de la alimentación diaria. Aunque parezca muy obvio y sorprenda, quizás, que lo nombre, no todos tienen acceso a esta. Por ello, cuando dono, pienso en cada historia personal que hay detrás, en cada familia, en cada situación particular. A eso que llamamos comúnmente empatía, creo que hay que sumarle la acción. Por lo tanto, a lo largo de mi vida, me concentro en diversas vías para hacerles llegar a quienes más lo necesitan una colaboración para que su vida sea mejor, para aliviarlos en algún aspecto de ella. No es fácil conocer las historias de gente que no contó con las mismas oportunidades que muchos de nosotros tuvimos, pero la solidaridad se construye con acciones diarias y sostenibles en el tiempo. Pueden ser pequeños aportes, no importa, nunca sabemos cómo van a impactar nuestros granitos de arena en la vida a la que estamos ayudando.

Si estas palabras te convocan, te invito a que uses esa motivación encauzándola en ser solidario y hacer donaciones. Hay mucha gente que no cuenta con las posibilidades que otros sí y, para construir una comunidad más justa, nuestro deber de ciudadanos y de seres humanos que empatizan con el prójimo es la solidaridad.